Los años

Hoy escuché una historia increible. Lo mejor es que sucedió hace unos 40 años atrás en El Sur de Chile. A mediados de un otoño frío, una joven que cursaba su primer año en la universidad se atrevió a contarle a sus padres que estaba embarazada de su pololo. Eran tiempos más estrictos, y el papá de ella era intransigente, machista y duro.
Al enterarse y en medio de la noticia, su reacción no fue otra que echarla en ese minuto de la casa. De nada sirvieron los ruegos de la madre, los llantos de ambas, el dramón familiar...
Con sus 18 años, salió al terminal a buscar un fletero, un hombre que la trasladara con sus pocas cosas a la ciudad donde se encontraba su novio..aprovechó un momento en que no estaban sus padres, sacó su cama, la echaron al camión y partieron. En el camino el hombre se detuvo a comer y ella que no tenía dinero y que había salido con lo puesto literalmente, señalaba que no tenía hambre, rogando que no se diera cuenta que no tenía con que pagarle el viaje.
Al acercarse a su destino y recordando calles y casas llegaron hasta la pensión donde vivía su pololo. Bajaron la cama, bajó su maleta y al enfrentar la mirada del hombre se puso a llorar desesperada. Le confesó que no tenía dinero, y que sus padre la había echado de la casa. El fletero se compadeció y no le dijo nada. Se fue. Ella le avisó a su pololo de toda la situación y de sus nueva condición de padre. Entró a escondidas, con cama y todo... el compañero de habitación se fue, buscó otro lugar y así estuvieron meses entrando ella a escondidas por las noches después de andar el día entero dando vueltas.
El asunto es que se casaron, tuvieron a su hijo y después de todos estos años siguen juntos y con más retoños. No fue fácil el camino, ni cómo debieron enfrentar solos muchas circunstancias. Lo lindo es aprender a vivir ese camino, a salir adelante con todo. No sé si soñaron con racimos de uvas blancas, pero los resultados son los sorprendentes.
Aquí estoy escribiendo... nuevamente.