


Como bien sabéis los que me conocéis, soy de naturaleza melancólica y soñadora. Me entristece recordar… hasta los momentos felices, y también lloro bastante con los momentos de intensa felicidad. Tantas veces he llorado de pura alegría…Y ayer lloré. No por la fiesta, ni por el triunfo ni por la alegría de los aficionados. Lloré por un detalle, sí, de esos de los que hablas Laura.
De la jornada de ayer tengo elegido un momento CLAVE, tan emotivo que me hizo llorar. No pude contenerme cuando contemplé la imagen del entrenador, Vicente del Bosque, abrazado a su hijo Álvaro, un niño de 20 años con síndrome de Down. Su padre le había prometido que si España ganaba el Mundial le permitiría subirse al autobús con los jugadores el día de la celebración, y así fue. Álvaro no se separó ni un minuto de su padre, ni de sus ídolos. Los que conocen la relación paternofilial dicen que es `el ángel´de Vicente. Explica orgulloso: “Mi hijo es feliz y contagia felicidad. Es pícaro, pero no sabe qué es la maldad”. Alguna vez dijo que `Todo lo que sucede conviene´ y le ayudo a comprender que la enfermedad de su hijo no era una desgracia sino un regalo de vida.
Tampoco quiero olvidarme del gesto de Andrés Iniesta, autor del gol que nos dio el título de campeones. Cuando Andrés marcó se quitó la camiseta para enseñar el mensaje que llevaba guardado en el corazón: `Dani Jarque, siempre con nosotros´, en recuerdo a un compañero fallecido un año antes en el terreno de juego. También Sergio Ramos se acordó de Antonio Puerta, porque el triunfo es de todos: de los que estamos y de los que se fueron.
Gracias por hacer realidad los sueños.
Ayer Álvaro cumplido su sueño, sólo por eso, ya estoy encantada de que la Selección haya ganado. Estaba orgulloso de su padre. Yo también me acordé del mío. Aunque no era un gran aficionado al fútbol, reconocía que le gustaba la Selección. Estoy segura que desde el cielo también compartió con todos la proeza del equipo. Rafael Pareja, de Sevilla, dice que `La felicidad plena, absoluta y eterna del Cielo es perfectamente compatible con la alegría accidental de las cosas buenas de la tierra”.
De todo este éxtasis, de este paréntesis de felicidad, me quedo con la lección de solidaridad, con la ilusión común, con la ausencia de engreimiento, con la modestia y con el amor…con la educación, la amistad, el compañerismo….
Y no me resisto otro día más: el beso. Qué orgullo que el capitán sea capaz de emocionarse como cualquiera de nosotros, acordándose de los suyos, y de su novia. Fue un beso breve, sensible, tierno y mágico, lleno de amor.
La última foto es mi preferida de las miles que anoche captaron las cámaras. Y siempre me arranca una sonrisa.
De la jornada de ayer tengo elegido un momento CLAVE, tan emotivo que me hizo llorar. No pude contenerme cuando contemplé la imagen del entrenador, Vicente del Bosque, abrazado a su hijo Álvaro, un niño de 20 años con síndrome de Down. Su padre le había prometido que si España ganaba el Mundial le permitiría subirse al autobús con los jugadores el día de la celebración, y así fue. Álvaro no se separó ni un minuto de su padre, ni de sus ídolos. Los que conocen la relación paternofilial dicen que es `el ángel´de Vicente. Explica orgulloso: “Mi hijo es feliz y contagia felicidad. Es pícaro, pero no sabe qué es la maldad”. Alguna vez dijo que `Todo lo que sucede conviene´ y le ayudo a comprender que la enfermedad de su hijo no era una desgracia sino un regalo de vida.
Tampoco quiero olvidarme del gesto de Andrés Iniesta, autor del gol que nos dio el título de campeones. Cuando Andrés marcó se quitó la camiseta para enseñar el mensaje que llevaba guardado en el corazón: `Dani Jarque, siempre con nosotros´, en recuerdo a un compañero fallecido un año antes en el terreno de juego. También Sergio Ramos se acordó de Antonio Puerta, porque el triunfo es de todos: de los que estamos y de los que se fueron.
Gracias por hacer realidad los sueños.
Ayer Álvaro cumplido su sueño, sólo por eso, ya estoy encantada de que la Selección haya ganado. Estaba orgulloso de su padre. Yo también me acordé del mío. Aunque no era un gran aficionado al fútbol, reconocía que le gustaba la Selección. Estoy segura que desde el cielo también compartió con todos la proeza del equipo. Rafael Pareja, de Sevilla, dice que `La felicidad plena, absoluta y eterna del Cielo es perfectamente compatible con la alegría accidental de las cosas buenas de la tierra”.
De todo este éxtasis, de este paréntesis de felicidad, me quedo con la lección de solidaridad, con la ilusión común, con la ausencia de engreimiento, con la modestia y con el amor…con la educación, la amistad, el compañerismo….
Y no me resisto otro día más: el beso. Qué orgullo que el capitán sea capaz de emocionarse como cualquiera de nosotros, acordándose de los suyos, y de su novia. Fue un beso breve, sensible, tierno y mágico, lleno de amor.
La última foto es mi preferida de las miles que anoche captaron las cámaras. Y siempre me arranca una sonrisa.
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