Debo decirlo. Estoy orgullosa.
Pero todo ha sido una sorpresa. El viernes mi hijo menor me pidió quedarse más tarde en el colegio porque se había inscrito en la academia de ajedrez. la Noticia me sorprendió debo admitir, porque el tercero de mis niños es un torbellino, el típico que ama los deportes extremos, el que no está quieto nunca. el que se busca los peligros solo.
Sus grandes pasiones son descolgarse con la bici por una pendiente y terminar en el suelo milagrosamente sin huesos rotos pero si con cicatrices de guerra. Le fascinan las motos, el tenis, el fútbol...
por eso cuando me señaló esta nueva inquietud "intelectual", lo alenté y le dije que lo pasaría a buscar al colegio.
Al llegar a la hora convenida me encontré con el estacionamiento lleno. Mi hija se bajó a buscarlo, mientras yo trataba de estacionarme. No pasó mucho rato cuando mi hija llegó de vuelta con los ojos grandes y con tono de apuro
- Mamá, dice el profe que tiene que hablar contigo! estaciónate rápido.
Me palpitó el corazón y mil imágenes de mi niño haciendo de las suyas pasaron por mi mente. ¿qué habrá hecho esta vez?
llegué a la sala y el profesor me miró:
Usted es la mamá de...?
-si
tengo que decirle que su hijo..
-(Ay Dios.. aguanta..) pensaba con el corazón estrujado
- tiene excelentes condiciones para el ajedrez y de hecho, quería pedir su autorización para que rep`resente al colegio mañana en un torneo de ajedrez interescolar junto a otros compañeros.
-...?!!!!!
- claro!, claro que si. Ahí me sentí madre culpable de pensar tan mal del pobre de mi hijo.
Mi niño estaba emocionado y feliz! y lógico que lo apoyé plenamente. Al día siguinete lo llevé al torneo, que era extenso. desde las 10 de la mañana hasta las tres de la tarde, parando a mediodía para almorzar o comer una colación.
Y lo aguantó. Jugó cinco partidas. de la scuales perdió dos y ganó las siguientes.
Regresó a casa con una medalla de bronce luciendo, en su pecho y en la cara, la felicidad de un tercer lugar en la categoría Sub10.
Ranking que empieza a juntarse para el puntaje nacional.
Debo decir que entre mi pecho de gallina orgullosa, no puedo ocultar mi sorpresa. Pero estoy feliz por él, porque veo que realmente le gusta.
mi pregunta fue.
¿cómo lo pasaste?, ¿te entretuviste?
-Si mamá!! fue bakan.... (entretenido)
Creo que debo sacar como lección que uno no debe poner un molde a nadie. Todos tienen derecho a sorprendernos, a salir de la etiqueta establecida y que tan frecuentemente ponemos. Debemos ayudar a buscar el camino donde pueden desarrollarse nuestros hijos, ayudarlos a ser felices, a orientarlos en esa bùsqueda del camino que seguirán cuando grandes.
En tanto, lo veo deambular por la casa con todas sus medallas puestas: las del fútbol, la de tenis .. y ahora la de ajedrez!