



La vida se hace sólo de momentos.
No pienso dejar escapar ni una sola de las oportunidades que se me presenten para disfrutar el verano. Anoche descubrí una vez más los beneficios de la terapia del Carpe Diem. Mímate, date un capricho. Disfruta
Los calores ya han llegado, aunque estos días vienen acompañados de tormentas, y las temperaturas invitan a hacer planes para levantar el ánimo. Nada mejor que el fresquito de una sala de cine y una peli para soñar.
“No puedo creer que en una isla tan pequeña quepan todos nuestros deseos“. Así retrató Manhattan Miranda, una de las protagonistas de Sexo en Nueva York.
Y de eso va la película: de sueños. Una se introduce en la sala de cine durante dos horas y media y es capaz de verse haciendo jogging en Central Park como Charlotte, cenar en el Meatpacking district como Miranda, comprar bolsos de marca en Madison Avenue como Samantha o zapatos en Manolo Blahnik y Jimmy Choo como Carrie. Vivir el mismo glamour, beber cosmopolitans y bailar en Bungalow Ocho.
Lujosos vestidos de noche- me quedo con uno verde largo, de gasa, que sale en la escena final de la película-stilettos de 15 centímetros y chicos guapísimos rendidos a los pies de las protagonistas.
Es cierto: frívola, superficial y divertida. No es una buena película, lo reconozco, los guionistas han trabajado más bien poco, pero distrae, divierte a ratos, y al menos arranca diversas carcajadas al espectador.
Carrie se enfrenta a la realidad de que el matrimonio no es un noviazgo. Dos años después de la boda, llega una prueba manifiesta de que ya no es la divertida chica soltera que pulula de fiesta en fiesta sin compromisos: la entrada del televisor en la vida marital y concretamente, en el dormitorio. No hay nada más evidentemente opuesto a la vida sexual que la tele. Algo tan nimio desencadena una crisis sin precedentes en el matrimonio de Carrie, que no quiere ser esa clase de esposa, y la entiendo perfectamente.
¿Qué ocurre después de dar el "sí quiero"? La vida de estas chicas resulta no ser todo lo que han soñado, pero no sería Sexo en Nueva York si no nos brindara algunas sorpresas, en esta ocasión en forma de una aventura glamorosa y soleada que, a toda prisa, lleva a las mujeres lejos de Nueva York a uno de los lugares más lujosos, exóticos, y vibrantes de la tierra, a un lugar donde la fiesta nunca acaba y hay algo misterioso esperando a la vuelta de cada esquina.
Es una huída que llega en el momento oportuno para las cuatro amigas, que se encuentran inmersas - y rebelándose - contra los papeles tradicionales del matrimonio, la maternidad y todo lo demás A fin de cuentas, a veces se necesita una escapada con las amigas.
La vida son cuatro días, y tres salen nublados…
No pienso dejar escapar ni una sola de las oportunidades que se me presenten para disfrutar el verano. Anoche descubrí una vez más los beneficios de la terapia del Carpe Diem. Mímate, date un capricho. Disfruta
Los calores ya han llegado, aunque estos días vienen acompañados de tormentas, y las temperaturas invitan a hacer planes para levantar el ánimo. Nada mejor que el fresquito de una sala de cine y una peli para soñar.
“No puedo creer que en una isla tan pequeña quepan todos nuestros deseos“. Así retrató Manhattan Miranda, una de las protagonistas de Sexo en Nueva York.
Y de eso va la película: de sueños. Una se introduce en la sala de cine durante dos horas y media y es capaz de verse haciendo jogging en Central Park como Charlotte, cenar en el Meatpacking district como Miranda, comprar bolsos de marca en Madison Avenue como Samantha o zapatos en Manolo Blahnik y Jimmy Choo como Carrie. Vivir el mismo glamour, beber cosmopolitans y bailar en Bungalow Ocho.
Lujosos vestidos de noche- me quedo con uno verde largo, de gasa, que sale en la escena final de la película-stilettos de 15 centímetros y chicos guapísimos rendidos a los pies de las protagonistas.
Es cierto: frívola, superficial y divertida. No es una buena película, lo reconozco, los guionistas han trabajado más bien poco, pero distrae, divierte a ratos, y al menos arranca diversas carcajadas al espectador.
Carrie se enfrenta a la realidad de que el matrimonio no es un noviazgo. Dos años después de la boda, llega una prueba manifiesta de que ya no es la divertida chica soltera que pulula de fiesta en fiesta sin compromisos: la entrada del televisor en la vida marital y concretamente, en el dormitorio. No hay nada más evidentemente opuesto a la vida sexual que la tele. Algo tan nimio desencadena una crisis sin precedentes en el matrimonio de Carrie, que no quiere ser esa clase de esposa, y la entiendo perfectamente.
¿Qué ocurre después de dar el "sí quiero"? La vida de estas chicas resulta no ser todo lo que han soñado, pero no sería Sexo en Nueva York si no nos brindara algunas sorpresas, en esta ocasión en forma de una aventura glamorosa y soleada que, a toda prisa, lleva a las mujeres lejos de Nueva York a uno de los lugares más lujosos, exóticos, y vibrantes de la tierra, a un lugar donde la fiesta nunca acaba y hay algo misterioso esperando a la vuelta de cada esquina.
Es una huída que llega en el momento oportuno para las cuatro amigas, que se encuentran inmersas - y rebelándose - contra los papeles tradicionales del matrimonio, la maternidad y todo lo demás A fin de cuentas, a veces se necesita una escapada con las amigas.
La vida son cuatro días, y tres salen nublados…
No hay comentarios:
Publicar un comentario