jueves, 17 de junio de 2010

Tiempo



Mirando entre el millón de fotos que tengo archivadas, me encontré con esta puerta. Vieja, el rojo carcomido por el polvo del camino, hierbas saliendo en el dintel y por debajo. Los vidrios sucios... y sin embargo que nobleza esconde su madera, los detalles del hierro forjado. Incluso abandonada cómo está, me llamó la atención pensar qué vidas, qué detalles existen al traspasarla.
Soy una enamorada de los detalles, de las ventanas, de las puertas, de las fachadas de las casas... dicen tanto con tan poco!
Podría pasar horas caminando y sacando fotos. Me deleito al ver perspectivas nuevas, otros ángulos distintos, colores apenas perceptibles...
A veces se nos olvida con la rutina diaria, detenernos a observar. Se nos pasan por alto momentos fugaces, miradas, sonrisas. Nos sumergimos en el mundo de los horarios y de las cosas que "hay que hacer". Pero de vez en cuando, hay que sacudirse el tiempo y poner freno al reloj que nos apura. Contemplar no sólo la belleza de una añosa puerta, sino darse el gusto de hacer cosas simples que nos deja el corazón grande y el cuerpo distendido.
Un saludo a la distancia Andrea!, y sigue los sabios consejos de tu querida Tía Marisol... vive tus dieciocho años plenamente, así como tus veinticinco, tus cuarenta y siguientes... Porque la vida está para estrujarla, saborearla, cuidarla y aprender de ella!.

No hay comentarios:

Publicar un comentario