lunes, 28 de junio de 2010

ELOGIO DEL CARACOL




Después de un par de días de descanso, de nuevo lunes.

Madrugón, huelga de los trabajadores de metro, atasco en las carreteras…
No hay mejor manera de empezar la semana, no?
Como ya tengo la mente puesta en las vacaciones…lo llevo mejor…4 semanitas y a descansar un poquito!!!
Qué ganas de desayunar con calma, y no de pie frente al fregadero…bebiendo el café a la vez que recoges las llaves, chequeas la cartera, te pones los zapatos o el colorete…Qué estrés de vida!!!

No es de extrañar que en muchos países de Europa, y me consta que se está extendiendo también al otro lado del océano, esté triunfando una gran movimiento llamado "Slow Food". La asociación internacional del alimento lento, cuyo símbolo es un caracol, y tiene su base en Italia. El movimiento "Slow Food" pregona que la gente debe comer y beber los alimentos saboreando, "bronceando" su preparación, compartirlos con la familia, los amigos, sin rapidez y con calidad. La idea está en oposición a los alimentos de preparación rápida y que representan un estilo de vida.
Esta llamada "actitud lenta" está llamando la atención incluso de los americanos, apologistas del "Fast" y del "Do it now". Sin embargo, esta "actitud sin prisa" no significa hacer poco, ni poca productividad. Significa hacer bien las cosas y trabajar con más "calidad" y "productividad" con una perfección más grande, con atención a los detalles y con menos "tensión". Ser minucioso y cuidadoso.
Significa volver a los valores de la familia, de los amigos, del tiempo libre, del ocio y de las comunidades pequeñas. Del "local", presente y concreto, en contraposición al "global", indefinido y anónimo.
Significa volver a tomar los valores humanos esenciales, los placeres pequeños de lo cotidiano, de la simplicidad de vivir y convivir. Significa un ambiente de trabajo menos coercitivo, más alegre, "leve" y, por lo tanto, más productivo, donde los seres humanos felices hacen, con placer, lo que saben hacer mejor.
Hoy, que empieza otra semana loca, pienso en los viejos dichos: "Caminando despacio se puede llegar lejos", `vísteme despacio que tengo prisa´ o "la rapidez sigue siendo el enemigo de la perfección".
¿Hasta qué punto vale la pena negarse ciertos gustos como estar con la familia, con los amigos, con la persona amada, tumbarse en la hierba al sol o bañarse en la piscina, sin preocuparse de nada más?
Carl Honoré es un periodista canadiense, de 40 años, casado y con cuatro hijos, que actualmente es el líder de Slow, este movimiento mundial informal que busca terminar con la vida acelerada de las ciudades y erradicar la cultura "Fast".
En su libro, "Elogio a la lentitud" - "In praise of slowness" - le declara la guerra al cronómetro y pretende recuperar los ritmos naturales en la familia, el trabajo, la comida, la educación y el sexo. En todo.

Honoré sostiene que la cultura contemporánea impulsa a ser el primero, el más rápido, resolutivo, ejecutivo y agresivo, de modo que para contrarrestar esto hay que desacelerar y comenzar por apagar el televisor.Recomienda tomar lápiz, papel, hacer una lista de las actividades diarias y tachar todo aquello que consideremos prescindible.
Todos disponemos de 24 horas al día. La diferencia es cómo y qué hace cada uno con su tiempo.
A mí, dedicar un ratito de mi tiempo a este blog me satisface
Pues eso, slow… reflexiones con calma.

BE CALM.

No hay comentarios:

Publicar un comentario