miércoles, 23 de junio de 2010

El Imprevisto



Hay días en que a veces las cosas se salen del camino trazado. Uno se hace expectativas, planifica, se ilusiona y de repente, zaz!! llega el imprevisto... y todo se deshace en un segundo. Hay quienes le dicen a esto "me llegó un balde con agua fría", otros..."se fue todo a la punta del cerro", y para los menos ortodoxos y más deslenguados "se fue todo a la #%6!!%#"
¿A quién no le ha pasado?. A todos. Y yo no soy la excepción.
Más de una vez, en estos casos, debo reconocer que mi espíritu se transformó completamente. Hay quienes dicen que me sale una pluma de india en pie de guerra... especialmente porque al no cuadrarme las cosas como las tenía presupuestadas, no soporto muy bien esto del imprevisto.
Pero, con tanto imprevisto los últimos meses, he tenido que ir doblegando mi espíritu y dejando que mi pluma vaya bajando poco a poco. No se si llegue a alcanzar esa fase de ser "como la espiga que la mece el viento suavemente y que no se rompe", pero creo entender el mensaje que es mejor preguntarse ante estos acontecimientos, ¿qué bueno puede haber detrás de esto para mi?.
Es difícil, pero es más sano.
En una conversación matutina con un amigo científico, este me señalaba el increíble rol que juegan las serotoninas en nuestro cuerpo. Resulta que funcionan como neurotransmisoras y regulan nuestros niveles de enfado, agresión, temperatura corporal, humor, sueño, deseo sexual y apetito. Cuando los niveles de serotonina se desequilibran y funcionan como inhibidores, se dice que entramos en un estado de depresión. De ahí que los antidepresivos funcionen porque se preocupan de volver a poner en orden los niveles y las personas vuelven a retomar el sueño, a estar más tranquilas, con más apetito y en el fondo a estar mejor.
Si supiéramos estas cosas tan sencillas y pudiéramos tomar el control de nuestras vidas, creo que un cambio de actitud evitaría a muchos tener que ir al sicólogo, al siquiatra y gastar dinero en comprarse estas "pastillitas".
Me reía mucho en esta conversación porque equiparábamos a ese estado de "andar con una nube negra eterna y la cara de dos metros", al poner la actitud de "ver realmente el vaso medio lleno".
En el fondo no sólo tomar una posición optimista de la vida sino además creerselo.
Meister Eckhart, teólogo alemán del siglo III, decía: "Si la única oración que dijeras en tu vida fuera "gracias", con eso bastaría". Y no deja de tener razón. ¿Cuantas veces nos quedamos en lo mínimo?, ¿en lo que no tenemos?, ¿en lo que no nos dieron?, ¿en lo que falta?. Si comparamos en cambio, ¿cuantas veces damos gracias por lo que tenemos?, ¿por quienes tenemos al lado?, ¿por las buenas oportunidades?, ¿por la salud?.
Son pequeños pasos. Pequeños cambios... pero que nos acercan más a nuestra propia felicidad.
Hoy tuve un imprevisto de golpe y porrazo poco antes de llegar a mi casa en la noche. Pero me acordé de la pluma, de las serotoninas, del vaso medio lleno y de la gratitud...
Después de escribir esto me quedo tranquila. Contenta, pese a que mis expectativas tenían un destino distinto para esta noche. Se que dormiré tranquila, mientras otros acuestan a sus niños, otros cantan con el corazón y tu mi querida amiga, te aprestas a pasar un fin de semana a disfrutar del verano y del calor.
Dulces sueños!

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