martes, 15 de junio de 2010

Claridad


Me gustó esta foto. La tomé ayer cuando de una forma sorpresiva el cielo despejó las nubes grises y apareció el azul brillante ante una composición de blancos claros y limpios. Bajé a la playa y disfruté del espectáculo que es ver salir el sol después de una lluvia.
Todo es más evidente. Los detalles, la belleza, los colores. Así pasa con una cuando después de días complicados, meditabundos, de pronto se hace presente lo realmente importante. Y digo esto a raíz de tus hermosas palabras Marisol, puesto a que a estas alturas de nuestros 37 años, hemos aprendido que nuestro valor radica en ser simplemente auténticas. Nadie dice que no tenemos esos días en que todo se nos viene encima, que nos agobian las tareas diarias, los niños, el trabajo, y hasta el pobre humano que nos acompaña en el camino... sufre nuestros cambios de ánimo. Pero a pesar de todo eso, valoramos luego lo que nos rodea y las fuerzas que tenemos dentro de cada una.
Nadie dice que aprender es un camino sencillo. Pero tenemos la opción de hacerlo más llevadero. Me acuerdo a propósito del típico ejemplo de "la hora del taco". Ahí está una en el auto, unos cientos más adelante y otros tantos detrás. Si miras al lado otra fila eterna y a lo lejos una luz verde, casi burlona, que va cambiando de color sin que se pueda avanzar ni un metro. Entonces tienes las opciones a) te pones de mal humor y te acuerdas de los parientes de cada persona que está por delante tuyo, se te descompone el ánimo y empiezas a enumerar todas las cosas que te estas perdiendo por estar ahí embotellada..o b) te relajas, pones música y cambias la cara, porque las circunstancias no van a cambiar. Así no se te revienta el colon y haces algo más constructivo por tu vida.
Tendemos a veces a quejarnos por lo que nos falta y sin embargo hay tantas cosas por las que agradecer! Cómo me dijo alguien a quien quiero mucho, "Hay que mirar lo que uno tiene" así se puede construir.

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