martes, 14 de septiembre de 2010

Combatir el desánimo


Hay días malos, perros.

Todo puede empezar por una avería casera y desencadenar un torbellino... Un llanto puntual de rabia puede descoser una vena profunda de pena y de ahí...."De los sollozos- como escribe Kiran Desai- brotó un gemido tan terrible que le asombró de la hondura de su pena".


A mí me pasa eso. Se rompe un plato, y un vaso, y una tostadora...y siempre hay algo que se rompe mucho más profundo... por acumulación... y brota rápido ese desánimo por todo lo que acontece.

Cuando reposo un poco los hechos me doy cuenta de la nimiedaz del plato, de la taza, pero no de la pena que sigue ahí.

En estos días que nos sentimos desgraciados por todo, una imagen puede devolvernos a la realidad. Esta imagen de una madre y sus hijos aferrados a su falda en medio de aguas hediondas me recuerda que soy mucho más afortunada que miles y miles de personas a los que no se les rompe nada porque nada tienen.


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