
No existe la felicidad eterna, pero sí los momentos felices.
Después de una semana de descanso, hemos regresado a la rutina diaria con las pilas cargadas y muchos recuerdos bonitos de unos días plagados de aire libre, buena comida y muchas risas. Hemos disfrutado un montón, y el tiempo, contra pronóstico, nos ha respetado bastante. Muchas tormentas, pero también tardes de sol y paseo.
Un besito.
La foto está tomada justo antes de una tormenta en la montaña de León. Justo cuando nos íbamos en el coche, comenzó a llover, mejor dicho, a diluviar.
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