jueves, 6 de enero de 2011
Espera
Es difícil empezar a escribir cuando sabiendo el desenlace que se avecina una espera aún no dar por cierta una noticia.
En este caso es la agonía de mi querido abuelo. mi Tata.
Me gustaría estar en Santiago, en la sala de la Clínica con toda la familia, pero me encuentro distante a este lado del teclado ocupándome de las cosas cotidianas que no me permitieron viajar. Quizás quedarme con su último recuerdo: una cara bonachona y alegre el día de Navidad es mejor que imaginarmelo dormido en una cama de hospital con la morfina puesta para que no tenga dolor.
Fue bonito pasar la navidad con todos, mis primos, mis tíos, mi hermana, mi cuñado, mi madre y mis abuelos. Verle a él en su plenitud total, despejando las telarañas del olvido que últimamente nublaban su memoria y lo confundían entre ese pasado que volvía al presente y que los demás no podían captar.
Me gusta cerrar los ojos y ver los suyos achicarse mientras soltaba carcajadas sonoras. Acordarme cuando me trajo a mis tres años una cajita hermosa y pequeña, que apenas la sostuve, saltó su tapa mostrando un gatito curioso. Fue mi primera mascota y una de sus muchos regaloneos para conmigo, su primera nieta.
Me acuerdo de su cara, de unos lentes que usaba redondos y pequeños, también de otros grandes y con marco negro y también de su frente despejada que la última década se fue cubriendo de pliegues.
Tantos momentos que se agolpan en la memoria y que hace que un sollozo amargo se agolpe en la garganta. Es inevitable no sentir pena al saber que ya no podré abrazar , ni ver , ni oír a quien he querido mucho. A ese abuelo malcriador, al de los chistes fomes y a quién le gustaba contar largas historias familiares.
Pero en el fondo, sé que es lo mejor, que pueda dejar este mundo en paz, que pueda irse tranquilo habiendo ya cumplido una etapa.
Sólo rezo para que pueda abandonarnos de la mejor forma.
Son sentimientos encontrados.
Me queda el consuelo de verle esa noche de Navidad, de haberme despedido con un beso, de haberle susurrado al oído, te quiero mucho- y haber escuchado de él, guiñándome un ojo, yo también te quiero mucho.
Sigo en espera...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario