jueves, 21 de junio de 2012



Me quedé sonriendo cuando vi esta foto. Un perro y una gatita haciendo cucharita. Ambos relajados, durmiendo, confiando en el otro. A pesar de sus muchas diferencias evidentes, y rasgos de personalidad que uno podría elucubrar antagonistas, ambos permanecen junto al otro simplemente disfrutando el momento.

Eso me hace pensar inevitablemente en el camino de encontrar una pareja. Y no es fácil en el sentido, que aun cuando llevando muchos años de convivencia o matrimonio, eso no asegura la felicidad.

Volviendo al tema de la libertad, me parece interesante compartir la perspectiva que propone Ignacio Trujillo, (como veran he leído el libro). Él plantea que lo primero que uno debe conquistar es la propia libertad del corazón, para luego gozar de una relación de pareja en libertad.¿ Y qué significa esto? No es que sea una relación abierta en la que ambos pueden estar con otros, o que se dejen de querer, simplemente es cuando se elige permanecer con el otro sin que nadie nos esté obligando o amenazando. El tener temor a la libertad en la pareja, según Trujillo "es temor a la base misma de una posible fractura. Es el temor y no la libertad lo que sofoca, corroe y destruye cualquier relación amorosa. Si uno no tiene el valor de mirarse al espejo y trabajar con sus propios miedos y cárceles internas...¿Cómo se va a pretender que la pareja funcione sin miedos y sin cárceles que se imponen uno al otro?"

Por ello, saltar a disfrutar de la libertad de elegirse cada día con el ser amado, mientras dure, es una perspectiva distinta. Dejar atrás la posesión y el apego que generan sufrimiento, por la libertad que genera gozo, es una nueva forma de enfrentar el amor hacia la pareja.

Y no olvidar según este autor argentino, que pareja viene de "par", que significa más que nunca que ese vínculo nos muestra quiénes estamos siendo y cómo nos estamos mostrando. Nuestra pareja es nuestro reflejo, nos guste o no. Si estamos enamorados y apasionados, o si estamos pelados y no nos hablamos, o si nos divorciamos en forma sangrienta, o si después de la separación nos volvimos amigos... todo lo que haya ocurrido, no hace más que reflejar quiénes estamos siendo en este momento.

Quizás es hora de dejar los miedos, y quitarse el temor de que ser libre y dejar en libertad al otro es sinónimo de riesgo. Atreverse... es el primer paso para disfrutar de nuestra propia libertad.





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