jueves, 12 de mayo de 2011

Kiara




Quién lo iba a decir... pero lo cierto es que tenemos mascota y es un amor. Todos estos años me he negado rotundamente a tener un perrito en la casa, y a excepciòn de una cobaya y un hamster, la entrada al hogar de un animal de mayor volumen era algo impensable. Los argumentos de siempre, que el desorden, que la inmundicia, que quién se haría cargo del animalito... etc etc.
El domingo fuimos a celebrar el día de la madre en el departamento de la mía, y mis hijos habían bajado a andar en bicicleta.. en eso suena el citófono y el mayor dice -Mamá!!!!! me regalaron un perrito!! ¿me lo puedo quedar?
- queee!! un perrito?? espera que bajo.

Mientras iba por el ascensor pensando en todos los argumentos que iba a decir nuevamente para no tener un can en casa, salí de el y me encamoné al jardín cuando en eso mi hijo se da vuelta y me presenta a una cachorrita de dos meses.
Me quedé muda y al ver la carita, sencillamente me enamoré.
-Mmmmhh, y quién se va a encargar de cuidarla, limpiarla..
-yo!, yo! yo!.. decían al unísono mis niños.
Está bien, pero con ese compromiso...
No había terminado de decir la frase cuando el mayor ya estaba doblando por la esquina con la bici mientras me gritaba..
-Ya vuelvo!!, le voy a decir a la mamá de mi amigo que dijiste que sí!!!

Y nada, aquí pasado los días tenemos esta integrante que nos ha venido a revolucionar la rutina. Mientras escribo, ella se entretiene desamarrando los cordones de mis zapatillas de trotar justo debajo de la mesa.

Creo que este cambio nos ha beneficiado a todos. Los niños andan más contentos y preocupados. El mayor ha dejado la nube negra fuera de casa y llega de buen humor y pendiente de Kiara. Su papel de "padre" lo ha asumido muy bien.

Y yo feliz! Así podemos decir que ya somos cienco...

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