miércoles, 25 de mayo de 2011
Elegía en primavera
Este es mi pequeño homenaje al padre que he perdido, a la vida que he perdido . Unas fotos con mi niño, un salvavidas que me sacó de mi estado de aflicción. La pena por la pérdida de mi padre siempre estará ahí pero voy logrando modularla, manejarla, y sonreír. Porque la pena es una condición del alma, no una manera de existir, como dice una de mis autoras favoritas, Joyce Carol Oates. El alma siempre estará herida pero intento decir `sí´ a todas las cosas buenas que te ofrece la vida, decir `sí´ al resto de mi vida.
El verano no tardará en llegar, y llegarán las noches estrelladas, y la luna brillará plena y la brisa cálida ondeará las hojas de los árboles …Volveré a casa y aligeraré la carga…caminaré por los puntos suspensivos de mi vida, intentando que la incertidumbre no me paralice y las contrariedades no me bloqueen.
Papá, seguir con mi vida sin tenerte a mi lado, es el logro más extraordinario, y frágil, de todos. Todos te echamos de menos cada día.
Decirte que te quiero es decirte que no morirás nunca. Felicidades.
Como ves, a pesar del tsunami, del terremoto que supuso tu pérdida, a pesar de que a veces amanece nublado, las amapolas han vuelto a florecer esta primavera.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario