jueves, 10 de noviembre de 2011

Guggenheim





Acabo de estar en Bilbao y estoy maravillada con la ciudad, con su museo y con la ría. Y, por su puesto con la gastronomía. Comí bacalao a la bilbaína y cené un rape exquisito. La noche terminó, después de un día agotador, con una inmersión en una bañera de diseño espectacular en el hotel Domine, obra de Mariscal.

El hotel:

La entrada al atrio es una sensación maravillosa. Se abre como un gran espacio libre hacia arriba, presidido por una gran escultura de Mariscal, un Ciprés Fósil, hecho de piedras, que ascienden nada más y nada menos que 26 metros, desde el suelo, hasta el lucernario de la terraza. Así se ha logrado que la luz natural entre en todo el espacio del atrio e inunde de luz las habitaciones interiores que dan a este espacio. Y el interior de las habitaciones es también una muestra de diseño exquisito y especialmente cuidado. Cada una de ellas cuenta con elementos personalizados que las hacen todas diferentes, además de las comodidades que ofrecen las estancias de un hotel de esta clase. Yo he tenido la oportunidad de visitar el hotel, ha sido increible, y el desayuno, en la terraza superior una delicia.

Una visita muy breve, pero muy intensa. Una delicia. Muy recomendable.

1 comentario:

  1. Jo, pues aunque sólo sea por la comida, el hotel y Mariscal, mereció la pena.
    A mí me gusta mucho Bilbao, es una ciudad muy especial.

    ResponderEliminar