Cuando se acaba el verano, tras las vacaciones, me siento melancólica...y no puedo luchar contra ello. Para escapar de las largas jornadas de trabajo que me esperan con la llegada del otoño y en previsión de los largos meses de invierno que nos esperan a la vuelta de la esquina, el mejor antídoto puede ser el recuerdo de un viaje inolvidable.
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